lunes, 21 de septiembre de 2009

Después se descalzaría


Esos zapatos aparecían al cabo del día unas tres o cuatro veces en alguna parte de su cuerpo. Reconocía su tamaño y su textura.
Le gustaba utilizar diez números más grandes que el suyo, no era complicado andar con ellos. Así el piececillo de pez podía navegar dentro y reconocer el mar de cuero cuarteado por siglos y siglos.
Te lo dije Ulises: simplemente estoy siendo.

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