domingo, 21 de febrero de 2010

Volar palabras

Tiro de una cuerda buscando palabras, sonidos orientales y mis dedos vuelan.
Palabras para el poniente.
Hacia poniente con sonrisa y vestido blanco. En proa cual Victoria alada de Samotracia.

El tiempo no existe, diez años pueden ser pocos o demasiados años.
Diez años de fe.
Diez años de hambre, qué hambre de luces y bohemias.
Diez años plenos. Espléndidos.

Tus ojos de ratoncillo buscan, investigan, deducen, y finalmente, se serenan y asienten.
Tu lengua viperina suelta frases dulces, tanto que te empachan y ni tú mismo quisieras pronunciar.
Debe ser confusa esa lucha con molinos de viento.
Tu salvación: ver gigantes solo en momentos muy puntuales. Benditos momentos.

Idolatrar a pescadoras, cortesanas y faranduleras no entra en tu cometido.
Pero el corazón se te desparrama por la boca, tu corazón que sigue latiendo en alguna esquina madrileña, cuando Madrid era pueblo, cuando se respiraba vida pura, castiza, cuando sonreías a la acera tras unos cuantos versos, cuando un lienzo en blanco guiaba tus pasos hacia una esquina del sur, pegadita a tierra de fados.
Cuando el amor te dio alas y tablas.

¿Y ahora? Ahora más que nunca.
Ya conoces esos molinos y ellos te conocen a tí. Transfórmalos a voluntad.
Amor por tu lanza, por el viento que los mueve, por el queso y el vino.

Y cuando pierdas el norte, recuerda el este.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Uranos

Qué, cómo, dónde, quién............hasta cuando.

lunes, 8 de febrero de 2010

Mantener la mirada


Fuera.

Todo está fuera.

Me nutro de fuera.

De pronto, como de la noche glacial, llega el latido del corazón de alguna liebre extraviada, una música bien parecida al susurro inaudible del roce de sus dedos en su cabello.

Nunca antes se había percatado de esa fila de pestañas inferiores, pequeños soldaditos alineados, dispuestos a abrir fuego, pero con más corazón que razón, por lo que se quedarán una eternidad petrificados con sus técnicas de ofensa y defensa sin poner en práctica.

¿Han pasado tres segundos o mil quinientos años? Los soldaditos permanencen inmóviles.

La idea de que están fuera la tranquiliza.

Todo está fuera.

¿Dentro? Una nube azul llenándose de agua.

Pronto olerá a tierra mojada.