Ella anotó en su cuaderno:
"El puzzle solo encaja tras muchas horas doradas frente a un balcón en una ciudad del sur.
De cualquier sur.
Es necesario mezclar las piezas.
Aún más necesaria es la espera."
Respiró, sonrió, se vistió con su vestido blanco.
Se miró al espejo y se soñó a sí misma en una tarde de primavera de un pueblecito de montaña donde nunca vivió.
Su pulsación se agitó repentinamente, un leve mareo la llevó a un lugar muy cálido...
Se arrojó a su madriguera: calles y plazas.
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Si el tiempo fuera plano...
ResponderEliminarquién pudiera plegarlo para,
en la madriguera de las calles
coincidir contigo,
convertir tu búsqueda en encuentro.