Y este insomnio con la sangre a borbotones del estómago a mi garganta, y esta nube enmarañá en mi pelo, y estas raices en mis muelas, y estos rayos en mis ojos, y este trueno en mis oídos, y estos ratones en mis pies, y este mar en mis manos.
Y este grito que ya viene, que sale, que nace, que se gestó en un atardecer de verano, que aparece con la nieve, que es abismo, que lo ansío, que vomita cuatro gotas de mi esencia.
Allí permanecerán en mi piel. En una eternidad me huelas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Siembras tanta poesía...
ResponderEliminarcon tu boca al viento y al papel...
¿Es tortícolis o es el Oriente?
Rie para enseñar lo mejor de tu entraña
¡Es el Oriente, y Julieta (o Dulcinea) el sol!
ResponderEliminar¡ Surge, esplendente sol, y mata a la envidiosa luna, lánguida y pálida de sentimiento, porque tú, su doncella, la has aventajado en hermosura!......