miércoles, 30 de diciembre de 2009

Que tan alta vida espero...


En luna llena se volvía agua.

El mundo se le desnudaba...

Se reencontraba con el verbo fluir, " es que lo dejé echandose una siesta debajo de esta piedrecilla". Eso me dijo la muy joía..

De una piedrecilla de aquellas que a sus quince años y a modo de ronroneo le tiraba el niño con los ojos más llenos de agua que hubo nunca, mientras ella, sobre su toalla y haciendose la dormia se tostaba al sol del verano.


En luna llena se evaporaba.

Era entonces cuando llegaba todo el amor.

No podía soportarlo, era tanto lo de dentro, y no encontrar la manera de lanzarlo la ahogaba..

En su frente una estrella. En su pecho, un ancla.


En luna llena se enamoraba.

Cuando el amor llega a tal dimensión es igual al dolor. Al dolor puro, al parto.

A hacer el amor llorando: que quien lo probó lo sabe.










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