viernes, 25 de diciembre de 2009

Regalos y quereres


No existe libertad que no conozca
ni humillación o miedo
a los que no me haya doblegado.
Por eso sé de amor
por eso no medito el cuerpo que te doy
por eso cuido tanto las cosas que te digo.

2 comentarios:

  1. De MI MAESTRO, AGUSTIN GARCÍA CALVO
    ¡QUE NO ERES NADA!

    Tú, cuya mano me ha bañado
    de un fuego transparente las espaldas,
    cuyos ojos en claros naufragios hundieron
    algunos principios elementales de mi alma,
    tú eres mi patria.

    Tú, que no tienes apellido,
    que no sé si eres pájaro o si alcándara,
    que de todos tus brazos las letras de plomo
    cayéndose han ido, como si fueran nueces vanas,
    tú eres mis padres
    y mi patria.

    Tú, que ni tú te acuerdas dónde
    tendiste a orear las nubes blancas,
    que de tantos amores que tienes confundes
    el nombre de todos los días de cada semana,
    tú eres mi Dios
    y mis padres
    y mi patria.

    Tú, que tan dulcemente besas
    que el cielo bocabajo se volcaba,
    y que no se sabía de quién ya la lengua,
    de quién la saliva, de puro sabrosa y templada,
    tú eres mis leyes
    y mi Dios
    y mis padres
    y mi patria.

    Tú, que apacientas calaveras
    por las praderas de la verde África
    y a los rojos leones les echas de pasto
    las rosas de leche de luna de Nuruquimagua,
    tú eres mi ejército
    y mis leyes
    y mi Dios
    y mis padres
    y mi patria.

    Eres mi ejército y mis leyes
    y mi Dios y mis padres y mi patria,
    y el ejército y Dios y las leyes y todas
    las patrias y padres se creen que tú no eres nada:
    que no eres nada.

    ResponderEliminar
  2. Y yo me cuido tanto de leerlas como el agua de mojarse

    ResponderEliminar